jueves, 2 de octubre de 2008

Las Vegas y Grand Canyon

¡Carretera! De Los Ángeles a Las Vegas hay unos 550 kilómetros de puro desierto por las carreteras más rectas y largas que hemos visto en la vida. Enormes extensiones de NADA, apenas alguna montaña en el horizonte. Por no haber, no hay ni gasolineras. Llegamos a contar hasta 60 kilómetros entre dos estaciones de servicio. Así que si vais por allí, llenad el depósito a tope. Cerca de Death Valley (Valle de la Muerte), el termómetro del coche llegó a marcar 46º a la sombra. El aire acondicionado no daba abasto. Y todo eso sin haber salido siquiera del estado de California. Esto es muy grande…

Eli se sacó el carnet de conducir ¡el día antes de empezar el viaje! Ahí, apurando… Pero todavía no nos había llegado por esas fechas, así que no pudo estrenarse (aún). De hecho, recibir su carnet aquí en EEUU fue otra aventura en sí, pero eso ya lo explicaremos en su momento.

Si California es el estado progresista y ecológico, Nevada es el estado del vicio y el despilfarro. Aquí las leyes y la fiscalidad favorecen las apuestas y los juegos azar. De hecho, lo primero que ves de Nevada es un Casino. Entres por donde entres. Al llegar a Nevada paramos en una gasolinera y alucinamos viendo que dentro tenía máquinas tragaperras. Luego supimos que aquí es de lo más normal. Vimos también una revista, de esas gratuitas, con montones de anuncios de tiendas de armas: rifles, fusiles de asalto, ametralladoras… Con cupones de descuento y todo.

Con Las Vegas te topas de repente. Aparece ahí, en el medio del desierto. En realidad, aparte del “Strip”, que es la calle principal donde están todos los grandes casinos, y un trocito de la calle Freemont, Las Vegas no tiene absolutamente nada. El resto es una gran zona de casas de una planta (como en Los Ángeles), de hostales de mala muerte y de calor sofocante.

Casi todos los Casinos son a la vez enormes hoteles-resorts. Nosotros nos alojamos en el Circus Circus, que es de los más baratos. Si eliges habitación de fumadores, aún más. Eso sí, aquello pegaba un tufo a tabaco considerable. Allí dentro deben fumar hasta las señoras de la limpieza. ¡Y yo dejando de fumar! Pero a los 5 minutos te acostumbras y el ahorro es importante. Por unos 45$ por noche te dan una suite enorme y todos los lujos (o casi). Saben de sobras que el que se aloja allí se gastará, de media, mucho más en los casinos, tragaperras, tiendas y restaurantes que hay dentro del recinto de cada hotel-casino. Todo pensado para que te dejes la pasta tanto y tan rápido como sea posible.

Tal como imaginábamos, la “fabulosa” Las Vegas, que así la llaman, nos pareció la viva imagen de la decadencia y la ludopatía: Tragaperras a ras de calle y casinos por todas partes. Gente jugando desde primera hora de la mañana hasta las tantas de la noche, con la mirada perdida, en chancletas de playa o en chándal, solos o con toda la familia (no entendemos como se traen a los niños aquí). De noche, luces y más luces. Gente borracha por la calle o saliendo de las discotecas de los casinos (vimos a más de uno al borde del coma etílico). Anuncios de chicas relax por todas partes (hay dispensadores de revistas gratuitas de contactos en las aceras y hombres-anuncio paseándose constantemente). Capillas para bodas y divorcios Express. Incluso hay capillas drive-thru, como el McAuto, para que te cases sin bajarte del coche. Despedidas de soltero o soltera (es el lugar tradicional para hacerlo en EEUU) y, ahora también, despedidas de casado o casada, para celebrar un divorcio. El 80% de lo que vimos es así.

Pero también hay sitios exclusivos de gran lujo: Millonarios, modelos, limusinas y coches de lujo, vestidos y perfumes caros, casinos y hoteles selectos y actuaciones de grandes estrellas del espectáculo norteamericanas. Nos dimos una vuelta por el Venettian y lo comprobamos in situ. Estuvimos tentados a jugar a la ruleta, porque el ambiente allí no nos resultó tan patético, pero la apuesta mínima nos hecho para atrás. Aquí, si te dejas llevar por la emoción, puedes apostarte el alma al 23 negro. Afortunadamente, a nosotros dos no nos fascinan ni el juego ni el lujo, así que, salvo unas partiditas a las tragaperras, para que no se diga que no probamos suerte, nos gastamos aquí lo imprescindible. Además, nos queda mucho viaje, así que no podemos emocionarnos o se nos dispara el presupuesto.

De día, Las Vegas no vale nada. Pero no deja de ser una experiencia espectacular darse una vuelta de noche por el Strip y contemplar los desproporcionados rascacielos de los hoteles y casinos temáticos: Venecia, París, Roma, New York, El Cairo, Excalibur… Casi todo tiene una réplica aquí. Eso sí, siempre con más neón que el original.

Después de 3 días, dejamos Sin City (“la ciudad del pecado”, como también la llaman) con rumbo hacia Arizona, el estado del Gran Cañón del Colorado. Por el camino pasamos por el lago Mead, de 180 Km. de longitud. Aquí, en medio del desierto, es lo más parecido a una playa que te puedas echar a la cara. Los lugareños se vienen a pasar el día y a jugarse el tipo tomando el Sol. Es el embalse artificial más grande de Norteamérica y es una consecuencia de la enorme presa Hoover, que está aquí cerca y que hace de frontera entre los estados de Nevada y Arizona.

Tras unas buenas horas de conducción, llegamos por fin al parque nacional del Gran Cañón del Colorado justo al anochecer y sólo nos dio tiempo a echar un vistazo rápido, que nos dejó maravillados. Retrocedimos un poco hasta la entrada del parque para hacer noche. A la mañana siguiente, nos quedamos boquiabiertos con la primera visión del cañón en todo su esplendor. Este sitio es una cura de humildad. Te sientes pequeño e insignificante frente a este inmenso paisaje de colores rojizos cambiantes con la luz del Sol. Grand Canyon no es ni el más grande ni el más profundo del mundo, pero a buen seguro que es uno de los más bellos. Para bajar andando hasta el río Colorado se necesita un día entero y otro para volver y hay que ir bien preparado. De hecho, cada año tienen que rescatar a algún valiente que intenta bajar y subir en un solo día. No hace mucho, falleció una célebre corredera de maratón intentándolo por no llevar agua suficiente. En fin, no queremos extendernos aquí con intentos inútiles de describir este lugar, porque hay que estar aquí para disfrutarlo como se merece. Las fotos no hacen justicia ni a la belleza ni a las dimensiones, pero aquí os dejamos algunas para que os hagáis una idea.

También nos sorprendió la naturaleza salvaje del sitio, algo común en lo que levamos visto de EEUU. A pesar de lo que pueda parecer, el cañón está rodeado de bosque por todas partes. Por aquí vimos muchas ardillas y cuervos, algún buitre, varias águilas y una manada de ciervos.

Habíamos llegado a la mitad del recorrido previsto e iniciamos el camino de vuelta a Los Ángeles, donde debíamos devolver el coche de alquiler, recorriendo un buen tramo de la histórica ruta 66. Pasamos la noche en Flagstaff. Allí, para evitar perdernos de nuevo en Los Ángeles, invertimos media mañana en instalarnos un conocido programa de navegación por GPS, aprovechando que trajimos un móvil con GPS incorporado. Fue una de las mejores ideas que hemos tenido por el momento, porque nos está siendo de muchísima ayuda.

Al día siguiente, llevados de la mano de la tecnología, visitamos otro parque nacional, el de Sedona, con sus peñascos elevados que han servido de decorado a numerosos westerns. Quisimos dormir en el pueblo de Sedona, pero allí todo está carísimo. ¿Por qué? Pues, por lo visto, hay aquí una acumulación de energía muy especial que hacen de este pueblo un destino imprescindible para los místicos, esotéricos y amantes del rollo New Age en general. El pueblo, además de pintoresco, recuerda a las pelis del oeste. Finalmente, pasamos de largo y dormimos en Cottonwood, no muy lejos de allí, donde nos aprovisionamos para el largo camino de vuelta a LA.

Dejamos atrás Arizona cruzando el río Colorado (de nuevo), que hace de frontera con California. Aprovechamos para hacer un descanso y remojarnos los pies. Más adelante visitamos el parque nacional Joshua Tree. Aquí, como muchos habréis acertado, es donde se hicieron las fotos que aparecen en el famoso disco homónimo del grupo U2. Pero como en este país les gusta espaciar tanto las gasolineras, llegamos allí con muy poco combustible, así que sólo pudimos entrar unas pocas millas y retroceder, sin llegar a la zona con los famosos arbustos (que eso es lo que son, no árboles). De todas formas, ya nos hartamos de verlos de camino a Las Vegas.

Después de recorrer 2.575 kilómetros, hechos con calma por una pequeñísima fracción de EEUU entre los estados de Nevada, Arizona y California, llegamos de vuelta a Los Ángeles, donde, no sin mucha pena, devolvimos nuestro 4x4 y decidimos repetir la experiencia más adelante. Perderse en coche por esta zona mayoritariamente desértica y solitaria ha sido una experiencia inolvidable. Después de comer, cogimos un tren que nos había de llevar hasta nuestro siguiente destino: San Francisco, California. Pero estaréis ya cansados, así que aplacemos ese asunto para otro momento.

4 comentarios:

Santa Claus dijo...

Me ha gustado mucho el contenido de esta página tan bonita, sobre todo el ciervo (cómo no) y la cierva esa que aparece en un cartelito de las Vegas.

Un beso para todos (vosotros 2 y la tipa esa)

Sta Claus.

La Muntseta dijo...

bufffff...que emoción, tengo un nudo en la garganta..Eli lo has conseguido, has pisado el Gran Cañon! oe oe oe oeeeee
Espectacular!
No tengo mucho tiempo para escribir y como pirateo internet en casa se me cuelga, putada!
Solo un comentario: que fuerte me parece el cartel de las mascotas, pobres besties! estos americanos estan zumbados!
ya tengo ganas de leer la cronica de Sn Francisco!
Besos Guapossssssssss!

Anónimo dijo...

Hola chaparritos, entre granito y granito de arena del desierto un mexicanito. veo que estais al dia de los gringos, poned un anuncio que se regalen un arma a cada uno y asi se machaquen entre ellos y nos dejen al resto del planeta tranquilos, a ver si poneis mas fotos que la chachara esta mu bien pero queremos más, tamos ansiosisisisisismos de ver más, un besososote pa los dos.

Anónimo dijo...

Hola,
me ha encantado vuestro viaje,y las fotos son preciosas! de hecho tomaré en serio vuestros consejos porque en febrero una amiga y yo haremos un viaje similar al vuestro, pero al reves, empezaremos en san francisco y terminaremos en los ángeles y estaremos un mes.
¿que nos decis del viaje de las vegas al gran cañon para hacerlo en coche? ¿encontraremos donde dormir? si quereis hacernos alguna recomendación estaremos encanadas!
totusauss@hotmail.com