miércoles, 30 de julio de 2008

Riviera Maya (2ª parte)

En esta primera semana de viaje estuvimos con Carme, Joan i Merche, madre, hermano y cuñada de Eli respectivamente, en un hotel de 5 estrellas (bueno, 5 estrellas “mexicanas”). Nos lo pasamos muy bien: mucha comida, mucha piscina, mucho mojito, mucho margarita (el cóctel, no penséis cosas raras), aunque apenas disfrutamos del hotel porque hicimos cuatro largas excursiones por los alrededores.

La primera “excursión” que hicimos fue a Xcaret, parque temático-arqueológico-cultural sobre México. La verdad es que el sitio está muy bien y está en una zona natural con cenotes y bonitas playas. Vale la pena hacer los recorridos de los dos ríos subterráneos naturales que hay (bueno, uno de ellos semi-subterráneo). Te dan equipo de esnórquel y se ven algunos peces de colores en libertad. También tienen todo tipo de animales de la zona, incluidos pumas y jaguares y el espectáculo “fin de fiesta” es muy bonito. Lo más destacable es que nos perdimos durante dos horas. Tres por un lado y dos por otro buscándonos mutuamente mientras se hacía de noche. Al final todo acabó bien y pudimos volver juntos al hotel en un taxi-furgoneta, con un dicharachero taxista que nos puso al día de la actualidad y la realidad político-social de México. Un tío muy simpático, como la mayoría de mexicanos.

Al día siguiente visitamos Tulum, antigua ciudad maya donde vivían nobleza y altas jerarquías. Tulum significa muro en maya y es que la ciudad estaba totalmente amurallada excepto por una parte donde un acantilado que da al mar hace de protección natural. Las ruinas están situadas en un enclave natural muy bonito, con el mar caribe azul turquesa de fondo, un acantilado, playas de arena blanca (las mejores que vimos en la zona) y el arrecife de coral casi a tiro de piedra. Eso es lo más interesante de Tulum, su entorno, pues la zona arqueológica no es de las mejores que hemos visto, la verdad. Destacable el gran número de iguanas que toman el Sol en cualquier rincón, insensibles al ir y venir de los turistas, que son muchos. Y lo mismo pasa con los pelícanos, abundantes en toda la costa. Para acabar, nada como un buen baño en esta bonita playa para aliviar sofocos. Nosotros no pudimos, se nos iba el autobús. Si vais por allí, hacedlo por nosotros.

Ese mismo día visitamos un parque acuático llamado Xel-Ha, situado en una zona natural muy bonita, con un tramo de río de agua salobre, rodeado de manglares, por el que se puede hacer un recorrido haciendo esnórquel o descender en flotadores tipo donut gigante. El parque ofrece otras opciones como bañarse en un par de cenotes naturales, ver numerosos bancos de peces tropicales nadando alrededor tuyo, ver mantas rayas (no las vimos) o nadar con delfines (no lo hicimos). Sólo estuvimos dos horas o tres y no nos dio tiempo a mucho más. Nos reímos mucho con la madre de Eli intentando hacer esnórquel. No hubo forma. Al final la tuvimos que empujar en un Donut río abajo durante un largo rato.Después de un largo día, vuelta al hotel, cansados, con las energías justitas para ponernos repelentes de mosquitos para ir cenar (hay que recordar que el hotel está rodeado de manglares y aquí los mosquitos parecen cóndores) y a dormir, que al día siguiente nos esperaba un plato fuerte: las ruinas de Chichen Itzá.

lunes, 28 de julio de 2008

Riviera Maya

Hemos estado por la Riviera Maya, en el caribe Mexicano, una semana. Lo primero que notas al llegar aquí es el Sol, pues hace un calor importante y la humedad también es muy alta, así que se hace necesario disponer de aire acondicionado en la habitación, si no se quiere nadar en sudor por las noches.

Otra cosa que impacta es el paisaje: Una selva impenetrable se extiende por doquier. Y donde no hay selva hay manglares, que desde lejos tienen la misma pinta, como se ve en esta foto tomada desde la habitación de nuestro hotel en Playa del Carmen, estado de Quintana Roo.

La geología de esta península es bastante curiosa. No hay montañas. De hecho no hay ningún tipo de desnivel. Por lo visto, hace millones de años cayó aquí un meteorito que, además de acabar con los dinosaurios, formó varias capas de roca caliza totalmente planas. Y sólo hay de 2 a 4 metros de tierra en la parte superior, con lo que los árboles no pueden echar raíces profundas, lo que hace que no sean ni muy altos ni muy gruesos. Eso sí, lo que la selva pierde en altura lo gana en espesura. Cuando vas por carretera el paisaje es muy monótono, excepto en los pueblos y ciudades. Lo único que ves es selva y más selva a ambos lados de la carretera, sin ningún punto que te pueda servir de referencia visual. Tuvo que ser muy duro vivir en el interior de esta selva como hicieron los mayas. Seguramente por eso fueron tan buenos astrónomos.

Otra característica de la zona son los cenotes, que son grutas, cavernas o pozas llenas de agua. El agua suele ser dulce, aunque los hay de aguas salobres (mitad dulce mitad salada) o de agua de mar. Como la roca caliza se disuelve con el agua, esta se va filtrando al subsuelo, creando ríos subterráneos. Muchos cenotes son agujeros circulares en el suelo, ya que el techo ha sucumbido con el paso constante del agua y de los años. Hay más de 3000 cenotes registrados en la península. Aquí os dejamos un buen ejemplo, el cenote sagrado de Chichenitza, de 60 metros de diámetro, en cuyo fondo se han encontrado restos humanos y numerosos objetos de oro, cobre, obsidiana y otros materiales que los mayas ofrendaron durante sus rituales.

En nuestra estancia por la Riviera Maya nos alojamos en un hotel, de esos "todo incluído", cerca de Playa del Carmen y desde allí hicimos excursiones. Por cierto, la playa de este hotel, Blue Bay Grand Esmeralda, es una decepción tremenda, ya que el agua está llena de rocas. Nos explicaron que la zona donde está el hotel era un precioso manglar que llegaba hasta la playa. De ahí que la playa sea como es, bastante accidentada. Pero el resto del hotel está muy bien. Muy buena comida, buen y amable servicio y buenas piscinas. He aquí algunas fotos del hotel.

La primera salida que hicimos fue a Playa del Carmen, que está unos 10 minutos en taxi del hotel. La verdad es que es una ciudad totalmente turística con una bonita playa que está, lamentablemente, abarrotada de hoteles a ras de arena. Una verdadera lástima. Recorrimos la playa y las 2 calles principales, llenas de gente, en las que sólo hay tiendas para “guiris”. Desde aquí se puede coger el ferry a la famosa isla de Cozumel, otra zona abarrotada de turismo y hoteles, según nos han contado. Os dejamos algunas fotos.

sábado, 26 de julio de 2008

¡Empieza el viaje!

El día 26 de julio, tras las emotivas despedidas de rigor, comenzamos el viaje según lo previsto. Ya en el avión rumbo a México, poco tardamos en darnos cuenta de la cantidad de cosas que nos dejamos, de las gestiones que no hicimos y de las personas de las que no pudimos despedirnos. Hemos tenido poco tiempo y muchos problemas antes de partir, así que, desde aquí, un abrazo a todos.

Ya tenemos el itinerario final: México, EEUU, Argentina, Chile, Australia, Indonesia, Japón, Tailandia, China, Camboya, Vietnam y Londres.

En la siguiente extraña foto aparece, escrita en glifos mayas, la fecha 26 de julio de 2008, que es el inicio de nuestro viaje. Nos la hicimos en Chichen Itzá.

Los mayas, que tenían uno de los calendarios más precisos, representaban las fechas indicando cuantos días han transcurrido desde una fecha cero. En nuestro caso, han transcurrido 1.823.169 días después de dicha fecha cero.

Por una hermosa casualidad, el 26 de julio marca el inicio del nuevo año maya. Así pues, comenzamos esta aventura en la península del Yucatán, México, en el corazón de las tierras mayas precisamente en el año nuevo maya.

Y aquí estamos los dos, en el avión "lata de sardinas" charter, iniciando la andadura, de camino al aeropuerto de Cancún, México. En nuestras ojeras se empiezan a apreciar las 10 horas y media de vuelo cruzando el charco. Luego un autobús nos llevaría hasta nuestro hotel, cerca de Playa del Carmen.